December 20, 2016

¿Qué haces con el enfado que sientes? – Fred Rogers

¿Qué haces con el enfado que sientes?

Estaba haciendo cola en la charcutería después del trabajo una tarde la semana pasada. La charcutería estaba falta de personal y había una cola bastante larga, así que me encontré a mí misma observando a la gente durante varios minutos. Vi a dos parejas que no se habían visto durante mucho tiempo mientras se ponían al día sobre lo que había estado ocurriendo en sus vidas. Fui testigo de un caballero mayor rendirse al tratar de pronunciar Gruyere, confiando en su lugar en sencillamente señalar el bloque de queso a través del mostrador de cristal. Después, vi a una hermosa niña pequeña. Parecía tener cuatro o cinco años. Primero me fijé en ella por los naturales rizos de su pelo, y después porque ella estaba inconscientemente haciendo un pequeño baile mientras esperaba que llamaran el número de la charcutería que tenía su madre.

Su madre y su padre parecían estar en conflicto. La madre quería que el padre hiciese el pedido en la charcutería mientras ella hacía el resto de la compra. Él no quería y estaba en otra cola aparte para comprar un sándwich para sí mismo. La niña era encantadora y yo no era la única que estaba siendo entretenida por sus movimientos. Encontré sonrisas en las caras de varios de los otros esperando en la cola. Nuestras sonrisas rápidamente se convirtieron en un ceño fruncido cuando oímos a una voz gritar: “¡Para ya! ¿No te puedes quedar quieta ni tan siquiera un minuto?”. El rostro de la niña cayó cuando escuchó las palabras de su madre. Parecía como si le hubieran dado una bofetada. Ella dijo en voz baja: “Pero, mamá… tan solo estoy bailando”. A lo que su madre respondió: “¡He dicho que pares! Ahora sal de mi vista… y quédate con tu padre; si no me ayuda, al menos puede vigilarte”. La madre no miraba a los ojos a la niña, por lo que no vio el dolor que era tan evidente para el resto de nosotros. La situación empeoró cuando la niña llegó al lado de su padre. Él la miró y dijo: “Déjame en paz, quédate con tu madre”. A lo que la madre respondió: “¡Oh, estupendo! Sencillamente estupendo: ¡me quedo con ella todo el día y tú ni tan siquiera puedes echar una mano durante 5 minutos!”. En cuestión de unos pocos minutos, la pequeña niña pasó de feliz a silenciosa y tímida. Mi corazón se rompió por ella. Ella no sabía que el disgusto de su madre y su padre era el uno con el otro; todos la vimos interiorizarlo y culparse a sí misma. Hice mi pedido y seguí con mi compra, pero fue difícil sacarme de la cabeza la imagen de la pequeña niña bailarina. Tenía la esperanza de que lo que presencié era un raro lapso en la crianza de los hijos, no un ejemplo de cómo la pequeña niña bailarina era tratada normalmente.

Al día siguiente, me fui a Nueva Orleans para la Conferencia Zero to Three (“De cero a tres” en español). En la conferencia, asistí a una sesión dirigida por la Dr. Sarah Watamura, profesora en la University of Denver e investigadora de Aspen Ascend. En esa sesión aprendí que el miedo que estaba sintiendo por esa pequeña niña bailarina estaba justificado. Resulta que el estrés tóxico en la infancia puede ser la causa de serias dificultades de salud y mentales en el futuro. Un estudio reciente muestra que el estrés tóxico en la infancia puede acortar la esperanza de vida de una persona hasta 20 años. El estrés tóxico es una fuerte y persistente activación de la respuesta del cuerpo al estrés sin la protección amortiguadora proporcionada por una relación de apoyo sensible. Empeora en condiciones donde los niños no tienen un apoyo consistente de sus cuidadores. La pobreza extrema, el abandono, el abuso, la violencia y la depresión maternal severa son algunas de las cosas que crean estrés tóxico en los niños. Para esos niños pueden haber consecuencias severas, incluyendo déficits cognitivos, problemas académicos, problemas emocionales y problemas de salud.

La relación cariñosa y comprensiva con un padre o cuidador son el primer escudo contra el estrés tóxico. Tener una fuerte relación con un padre o cuidador puede ayudar al niño a manejar sus sentimientos y a calmar sus reacciones al estrés, ayudándoles a crear resistencia en el niño. La calidad de la interacción de un cuidador con un niño es un elemento clave para el saludable desarrollo emocional, social e incluso físico. Estudios muestran que algo tan sutil como la expresión facial de un padre y el tono de voz afectarán incluso a un niño pequeño. Una de las realidades al lidiar con niños que han sido expuesto al estrés tóxico es que muchos de sus padres fueron criados en el mismo tipo de ambiente, haciendo difícil romper el ciclo. Hay tratamientos prometedores para niños y padres que han sido expuestos al estrés tóxico. Para más información, haga clic aquí para ver un informe recopilado por la Early Childhood Colorado Partnership sobre el estrés tóxico y las prometedoras intervenciones.


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