Nota del editor: Este artículo fue escrito por Jennifer Vigne, presidenta de la Education Foundation of Sarasota County, y publicado originalmente por SRQ Magizine.
Cuando padres y educadores interactúan con los jóvenes a nuestro cargo, nuestro instinto predeterminado es ser el maestro, para instruirles y mostrarles el camino. En verdad, nuestros niños pueden enseñarnos mucho. Con una pasión sin límites, una bravuconería sorprendente y una tenacidad ferviente, los estudiantes se están congregando para que se escuchen sus voces a raíz de la reciente tragedia en el Marjory Stoneman Douglas High School. La pregunta es: ¿estamos escuchando de verdad?
La esencia misma de ser un comunicador efectivo comienza con escuchar. La importancia de escuchar con intención, estar completamente presente y tratar de entender no puede ser exagerada. Es mucho más fácil querer que otros nos entiendan que entender a los otros, y nuestros hijos nos están enseñando lecciones importantes que debemos tener en cuenta.
Stephen Covey destaca uno de los siete hábitos de las personas altamente efectivas: “Busca primero entender, después ser entendido”. Con una fortaleza unificada, los estudiantes están implorándonos ser bastiones de cambio y escuchar la llamada de la acción necesaria. Ha sido sobrecogedor escuchar las voces de nuestros hijos hablar con tan voluminosa transparencia y una gran veracidad, sabiendo que las palmaditas en la espalda no bastarán ni los detendrán.
Con el aumento del ruido, nuestro mundo a menudo parece caótico. Las conversaciones polarizadas están alineando a nuestro país y dejando a las personas sentirse privadas de sus derechos. Ver a estos estudiantes galvanizar una horrible tragedia en un cambio productivo es remarcable e inspirador. Podemos aprender mucho de ellos.
Por lo menos, nosotros los adultos haríamos bien en reconocer las habilidades sociales y emocionales de tomar perspectiva. Ellen Galinsky, autora de Mind in the Making (“La mente en formación”) nos enseña cómo esta habilidad se desarrolla a lo largo del tiempo. A través de una investigación realizada en el Massachusetts Institute of Technology, se ha descubierto que una parte especial de la corteza cerebral, donde se produce el pensamiento complejo, se ilumina cuando las personas piensan en los pensamientos de otros. La flexibilidad cognitiva nos ayuda a cambiar el enfoque de uno mismo a los demás y el uso del control inhibitorio nos permite restringir nuestros propios pensamientos en beneficio de la comprensión a los demás.
La toma de perspectiva es un trabajo duro que hace uso de la empatía y la comprensión. Ahora, más que nunca, nosotros los adultos deberíamos estar utilizando esta habilidad. Nuestros niños tienen mucho que decir. Nos enseñarán qué necesitan saber si nos tomamos el tiempo para escuchar.
Winston Churchill dijo: “El coraje es lo que se necesita para levantarse y hablar; el coraje es también lo que se necesita para sentarse y escuchar”. Es momento de que nosotros demostremos el mismo nivel de coraje que nuestros hijos y escuchar de verdad.