Nota del editor: Rick Gomez es vice-presidente senior y director ejecutivo de Northern Trust y miembro del consejo directivo de la Community Foundation of Sarasota County.
He tenido el privilegio de observar el trabajo de muchos socios de la comunidad (proveedores de fondos, filántropos, agencias gubernamentales y organizaciones sin fines de lucro, todo ello facilitado por la Community Foundation of Sarasota County trayendo un enfoque de dos generaciones a las inversiones comunitarias de Sarasota. Mi propia participación en el “Grupo de trabajo de dos generaciones” ha arrojado una luz totalmente nueva al desafío de acabar con el ciclo de pobreza generacional. Gracias a esa participación, y a numerosas conversaciones con pensadores y profesionales destacados, he terminado con ciertas ideas sobre el poder del enfoque de dos generaciones y cómo mejorar su efectividad en nuestra comunidad.
- La colaboración es vital: el alcance del trabajo de dos generaciones puede ser abrumador. Los desafíos a los que las familias hacen frente son muchos, y muy variados, para que una sola organización o grupo pueda afrontarlos por su cuenta. Por ejemplo, las inversiones en programas de alfabetización en la edad temprana corren el riesgo de no alcanzar todo su potencial sin un enfoque de acompañamiento sobre la estabilidad y las perspectivas del éxito económico de los padres. En un mundo donde las organizaciones están tomando un enfoque más centrado y especializado en su trabajo, la necesidad de colaboración es más fuerte que nunca. En pocas palabras, la promesa de los resultados de dos generaciones no se puede conseguir sin organizaciones dispuestas a unirse por el bien de las familias a las que sirven.
- La posibilidad de beneficios sociales es alta: si comunidades a lo largo del país comienzan a implementar la programación de dos generaciones, de formas que son únicas para cada comunidad, el posible beneficio sobre la inversión es notable. James Heckman y otros economistas preeminentes han señalado durante años que la educación de la primera infancia es la inversión social de mejor rendimiento disponible para las comunidades. Pero sus estudios son anteriores al trabajo de vanguardia que se está llevando a cabo ahora en comunidades como Sarasota. Sostengo que el posible beneficio de inversiones en trabajos de dos generaciones superará todo lo que hemos visto antes en el sector de las organizaciones sin fines de lucro. Este trabajo es un cambio de paradigma, los efectos del cual puede que no sean totalmente apreciados durante varios años más. Pero los primeros indicios son bastante prometedores y ese optimismo alimenta el trabajo en adelante.
- El trabajo de dos generaciones es un buen negocio: como director y líder, puedo dar fe de la gran brecha que existe entre las habilidades necesarias para tener éxito en los trabajos del mañana y los atributos de demasiados de los candidatos actuales. La brecha es desalentadora, en una palabra. Por tanto, puestos de trabajo quedan vacantes y buena gente permanece sin empleo o subempleada. El quid de la cuestión es de gran envergadura y se extiende más allá del logro educativo (salud mental, estabilidad familiar, capital social, etc.). Si líderes empresariales pudiesen observar el poder del programa de “dos generaciones”, estoy convencido de que la comunidad de negocios se uniría a este esfuerzo de manera significativa. Un número cada vez mayor de firmas están iluminando la “responsabilidad social corporativa” por dos razones. Primero, el trabajo es importante y las firmas no pueden operar y crecer efectivamente desconectados de las comunidades en las que viven. Pero también es verdad que los consumidores son más exigentes que nunca y que los valores corporativos son ahora un factor clave en la toma de decisiones de los consumidores. Por ejemplo, la confianza se ha convertido en un predictor importante de si los consumidores harán negocios con una firma en particular. Los líderes empresariales estarían bien aconsejados de mantenerse al tanto del trabajo de dos generaciones porque, al final, es bueno para las empresas, bueno para los empleados y bueno para las comunidades.
