Hace unos meses, como parte de mis responsabilidades en constante evolución como parte del equipo de compromiso comunitario para la Suncoast Campaign for Grade-Level Reading (SCGLR, “Leer para 3ro Suncoast”), mis colegas y yo fuimos invitados a participar en uno de los muchos talleres de La mente en formación (MITM por sus siglas en inglés) patrocinados por SCGLR, y que están siendo ofrecidos durante el resto de 2018 tanto en el condado de Sarasota como en el de Manatee. La mente en formación está basado en el revolucionario libro de Ellen Gallinsky sobre cómo los niños aprenden y es una heramienta para padres, abuelos, profesionales del cuidado infantil, maestros de educación temprana y cuidadores. Se basa en la investigación del desarrollo del cerebro para informar sobre las prácticas que llevan a mejores resultados para los niños a través de la promoción de las 7 habilidades fundamentales del aprendizaje. Cada módulo brinda a los participantes la oportunidad de reflexionar sobre sus propias experiencias y prácticas, de aprender lo que los investigadores han descubierto sobre cómo los niños aprenden mejor y de analizar cómo aplicar esta investigación en su papel como padres, cuidadores o educadores.
Tenía curiosidad y estaba emocionada ante la perpectiva de hacer el curso. Sin embargo, debo admitir que también sentí una oleada de inquietud cuando evalué el compromiso de tiempo que suponía. Incluso con una generosa lista de fechas y bloques de tiempo entre los que elegir, todavía me encontré dando un paso atrás para tomar una larga pausa contemplativa. Para ser sinceros, tener sencillamente que decidir cuándo esto realmente sería una opción viable para mí fue un poco desconcertante. Dieciséis horas de instrucción obligatoria durante dos días, dos semanas, dos meses o cualquier combinación práctica que cayera dentro del requisito de 16 horas todavía parecía un gran y posiblemente prolongado tiempo para comprometerse sin una gran cantidad de planificación previa. Finalmente opté por el camino de menor resistencia, y simplemente seguí la voz en mi cabeza que decía: “¡SOLO HAZLO!”.
Me lancé de cabeza y me registré en mi preferencia ese mismo día con la esperanza de asegurar mi lugar en la próxima sesión disponible: 4 horas, todos los jueves por la tarde de 4 a 8 de la tarde durante cuatro semanas en el Media Center de la Escuela Primaria Wilkinson.
… reboble de tambor… ¡Lo hice! Con las 16 horas del curso de MITM completadas y con todo el decoro a un lado, hay algunas cosas que me gustaría decir:
Estoy tan emocionada y orgullosa de mí misma por asistir y permitir que algo tan genial e increíble coloree mi mundo. Estoy incluso más emocionada y orgullosa de nuestros facilitadores y mis compañeros, quienes después de días muy largos en el trabajo con nuestros niños, venían cada semana, brillando radiantemente con sus corazones abiertos y su sabiduría intacta, listos para dar, recibir, aprender y ofrecer aún más. Estoy tan emocionada y orgullosa de la Suncoast Campaign for Grade-Level Reading por asegurarse de que esta información vitalmente importante esté disponible para culaquier persona de nuestra comunidad que esté abierta y dispuesta a recibirla, y a la inmensa generosidad de The Patterson Foundation por financiar cada centavo para ayudar a crear este nuevo camino para las generaciones de niños venideras.
También quiero decir que…
… extraño a mi taller de La mente en formación.
En serio, de verdad que lo extraño.
Extraño a las facilitadoras de MITM, maestras a tiempo completo ellas mismas, Leigh y Holly. Extraño sus alegres sonrisas, dedicación a la materia de estudio, su inquebrantable bondad y generosidad personal cada minuto que pasamos juntos, semana tras semana.
Extraño a mis compañeros de MITM compuestos por aproximadamente 20 maestros, consejeros estudiantiles, padres y abuelos voluntarios, padres que educan en el hogar e instructores de necesidades especiales, quienes, una vez más, todos vinieron del aula para unirse a nosotros durante cuatro horas adicionales cada semana.
Extraño a cada uno de ellos.
Extraño el currículum de La mente en formación. Los videos. Los proyectos. Las discusiones. Todo ello.
Extraño preguntarme qué vamos a tener para cenar, especialmente cuando me di cuenta de que podía confiar en Leigh y Holly con mi delicado paladar.
Extraño las discusiones que fueron incómodas.
Extraño estar en desacuerdo con el punto de vista de alguien y luego darle un nuevo vistazo a través de una lente completamente nueva.
Extraño las sonrisas, mirar a los ojos y transformar el lenguaje corporal fluyendo de un lado a otro de la sala, a medida que comenzamos a vernos y experimentarnos de verdad los unos a los otros desde un lugar de confianza y honestidad.
Extraño las conexiones que hicimos y las obvias curaciones personales que tuvieron lugar alreadedor de nuestros propios desafíos de aprendizaje en la infancia (muchos de los cuales, tristemente, fomentaron creencias infundadas sobre nuestras propias habilidades) a medida que aprendimos sobre los desafíos de aprendizaje a los que los niños se enfrentan hoy en día.
Extraño los proyectos grupales y el intercambio interactivo.
Extraño a nuestras facilitadoras recorriendo las mesas para ver cómo íbamos y las abundantes carcajadas que compartiríamos cuando se hacía evidente que uno o más de nosotros malentendimos completamente las instrucciones.
Extraño el momento puro en que cambié de ser tan solo tolerante a ser verdaderamente solidaria y paciente cuando inicialmente no me interesaba lo que alguien estaba diciendo… y cómo se sentía experimentar el mismo apoyo genuino y la paciencia que me brindaron otros.
Honestamente, extraño todas las capas de este viaje que tuve con estos completos extraños y cómo realmente creamos una ALDEA. Echo de menos LA MENTE EN FORMACIÓN. Este no fue un curso, esta fue una experiencia. Esta fue una lección para construir comunidad desde cero. Esto fue reconocer nuestras fortalezas individuales y observar lo que sucede cuando las tejemos juntas con la Aldea en nuestro centro.
Qué diferencia hace un mes.
Sintiéndome muy agradecida.