July 25, 2018

Cosas en común entre vecinos

“Sal al mundo hoy y ama a la gente que te encuentres. Permite que tu presencia encienda una nueva luz en los corazones de las personas”. – Madre Teresa.

“¿Cómo le va hoy, señor?”

“Bien”, asintió y dijo sin hacer demasiado contacto visual.

Me senté en una silla al lado de él. “¿Suele venir a esta lavandería?”

“No, voy a la de Cortez, pero estaba cerrada, algo no estaba funcionando, así que estaba bastante molesto de tener que venir hasta aquí para lavar mi ropa”.

Cuando escuché eso, ¡estaba tan emocionada! Qué maravilloso que el día en que este hombre visitó esta lavandería, nuestro evento Pop Up Neighbor (“Vecino emergente”) estaba teniendo lugar.

“Entonces, ¿le sorprendió llegar y descubrir que este evento estaba sucediendo aquí?”.

“Sí, me sorprendió, pero ya había empezado a lavar la ropa cuando comenzó”.

Admito que me decepcionó un poco esa respuesta, pero continué nuestra conversación. “Bueno, hay un buen buffet allí, espero que se sirva algo de comida, y nos aseguraremos de que pagar por su secadora”.

Él asintió de nuevo, todavía mirando las máquinas de lavar enfrente, no a mí, pero me di cuenta de que estaba sonriendo tímidamente. Continué hablándole porque quería establecer una conexión genuina y mostrarle que estábamos allí para ser verdaderamente un buen vecino, mostrar cariño y amor, compartir historias de vida y encontrar las cosas en común que nos unen como seres humanos. Realmente quería saber más sobre él.

La periodista en mí salió a relucir y comencé a hacer varias preguntas…

Él vive en Bradenton y tiene nueve hijos, todos adultos.

“¿Tiene nietos?”, le pregunté.

“Sí”, respondió.

¡Perfecto! Esta fue mi oportunidad de compartir más sobre el trabajo que me encanta como miembro del Equipo de compromiso para la Suncoast Campaign for Grade-Level Reading (“Leer para 3ro Suncoast”). Pude contarle sobre Vroom y Mind in the Making, ambas herramientas que podría usar como abuelo.

Pronto, él me estaba interrogando.

“Escucho un acento. ¿De dónde es?”.

Estaba mirando más en mi dirección, haciendo más contacto visual.

“Soy de España”.

“¡Oh! Solía trabajar con un chico de España”, dijo.

Mi corazón comenzó a latir un poco más fuerte porque ahí estaban, las cosas en común que esperaba encontrar.

“Pero él se fue. Dijo que extrañaba demasiado a su familia”.

“Puedo entender eso completamente. ¿Recuerdas de qué ciudad era?”.

“No, no lo recuerdo”, y después de una breve pausa preguntó: “¿Qué estás haciendo aquí?”.

Sonreí. Es una muy buena pregunta. “Oportunidades”, respondí, y luego le conté sobre mi país, sobre la situación económica que me trajo hasta aquí, sobre la gran diferencia entre culturas, sobre el impacto que experimenté cuando llegué hace ocho años, sobre extrañar a mi familia.

“Deberías regresar”, dijo en tono afectuoso.

Habíamos encontrado nuestras similitudes. Somos vecinos en esta comunidad, vivimos vidas en espacios muy diferentes y, aun así, encontramos nuestras similitudes. Este hombre tiene nueve hijos y escuchó la importancia de la familia en mi voz.

“Deberías regresar”, repitió.

Sonreí. Asentí. Y pensé lo afortunada que era. Afortunada por tener la oportunidad de conocer a este hombre y conectar con él. Afortunada por poder trabajar con y en esta comunidad única. Afortunada por ser parte del primer evento Pop Up Neighbor en una lavandería que me llevó a conocerlo, un vecino que no suelo ver.

“¿Quién sabe? Tal vez un día”, le dije mirándole a los ojos, feliz, porque todo lo que he pasado me había llevado a este momento en el que, espero, había sido una luz en su corazón, como él lo fue en el mío. Luego, miré a mi alrededor y vi que estaban teniendo lugar otras conversaciones, otras conexiones, otros corazones y sonrisas iluminándose en la habitación, y supe que, sin lugar a dudas, todos nos encontrábamos mejor después de nuestras experiencias como Pop Up Neighbors.


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