Solo quería tomarme un momento para agradecerles la iniciativa de la lavandería. Es realmente una oportunidad maravillosa para fortificar a la comunidad y mostrarle a las familias trabajadoras que nos preocupamos por ellos.
Este es nuestro segundo año participando, y disfrutamos conversar con las familias y escuchar sus historias, sus desafíos, y la alegría y gratitud que sienten por una sorpresa tan maravillosa e inesperada.
Al hablar con una de las madres que conocí por primera vez, comencé a reflexionar sobre algunos de los valores culturales más importantes de la comunidad latina. No hay duda que la familia es uno de nuestros valores centrales, y podemos ver que incluso lavar la ropa es un asunto de toda la familia tanto como lo es ir a la iglesia, ir al supermercado o al médico.
También sé que el lavado de ropa es muy costoso, sin mencionar lo incómodo que debe ser llevar tandas de ropa sucia ya sea caminando o manejando un vehículo que no tiene aire acondicionado y tener que llevar a los niños y vigilarlos al cruzar la calle o mientras termina el lavado.
Después de haber trabajado con familias vulnerables durante los últimos 19 años, también sé que existe un sentimiento de orgullo por no tener que pedir ayuda y depender de los pocos recursos que tienen las familias. También existe el temor y la vergüenza de pedir ayuda y ser rechazado o reprendido sobre lo que deberían estar haciendo frente a lo que están haciendo.
Muchas personas se avergüenzan de pedir ayuda. Temen que a veces sean criticados por no hablar el idioma o no saber cómo llenar un formulario. A veces, aquellos de nosotros que estamos en las profesiones de ayuda estamos agobiados con las abrumadoras necesidades y peticiones de tantos, y nuestro sentido de compasión y respeto se desvanece con el tiempo. Olvidamos que cuando alguien se atreve a pedir ayuda, es porque tienen una necesidad real y tuvieron que luchar contra el diálogo conflictivo en sus cabezas para decidir finalmente acudir a los demás, no porque se quieran aprovechar del sistema sino porque no tienen otra forma de mantener a sus familias.
En contraste con todo lo anterior, el proyecto de lavandería recibe a estas familias con voluntarios sonrientes que abren las puertas, los ayudan a cargar sus tandas de ropa adentro, los sorprenden pagando su lavado de ropa, les ofrecen comida y sus hijos pasan tiempo con voluntarios gentiles que les leen y se familiarizan. Las familias se sienten especiales, y cuando salen de las instalaciones, están relajadas, tienen ropa limpia, libros, comida y muchos abrazos de personas que no han conocido antes.
Es maravilloso ver la alegría en sus rostros y escuchar sus reconfortantes palabras de gratitud. Todo esto sucede sin que tengan que completar un solo formulario o tener que explicar su situación. Es un acto inesperado de amor y respeto que anima a las familias y les da la sensación de que las personas se preocupan por ellas y que son importantes para nuestra comunidad.
En nombre de UnidosNow y de todas las familias que no tienen la oportunidad de escribir una nota, ¡les agradezco a todos! Sé que toma mucho trabajo poner en marcha este proyecto. Es uno de los mejores actos para tratar a las personas con dignidad, respeto y amor. Siempre recordarán lo que hiciste por ellos y, lo más importante, cómo los hiciste sentir.
Con profunda gratitud,
Luz